The Peninsula Times - "Ya estamos en la ciencia ficción": la revolución de la neurotecnología

Johannesburg -
"Ya estamos en la ciencia ficción": la revolución de la neurotecnología
"Ya estamos en la ciencia ficción": la revolución de la neurotecnología / Foto: Frederic J. BROWN - AFP/Archivos

"Ya estamos en la ciencia ficción": la revolución de la neurotecnología

Transformar directamente los pensamientos en palabras, hacer caminar a personas paralíticas... Todos estos avances ya son posibles gracias a la neurotecnología, un campo de investigación que es tan revolucionario como la inteligencia artificial (IA), pero que también puede plantear dilemas éticos.

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"La gente no sabe hasta qué punto ya estamos en la ciencia ficción", explica a AFP Anne Vanhoestenberghe, investigadora del King's College de Londres.

La científica dirige un laboratorio que desarrolla dispositivos electrónicos para ser implantados en el sistema nervioso, que incluye no solo el cerebro, sino también la médula espinal, que transmite los mensajes cerebrales al resto del cuerpo.

Se trata de la "neurotecnología", un campo que, desde hace varios años, avanza a grandes pasos. Según varios observadores e investigadores, es una revolución científica tan importante como la IA, pero de la que se habla mucho menos.

Algunos ejemplos recientes ilustran el incremento de esta tecnología.

En junio, un artículo en la revista Nature explicó cómo, en un paciente con la enfermedad de Charcot, un implante cerebral desarrollado por un equipo californiano permitió traducir casi inmediatamente sus pensamientos en palabras mediante un software de síntesis de voz.

Desde hace varios años, un equipo suizo está multiplicando los experimentos que permiten a los paralíticos recuperar un control importante de sus movimientos, hasta incluso volver a caminar, gracias a la implantación de electrodos en su médula espinal.

- Empresas emergentes -

Estos trabajos aún están lejos de restaurar todas las capacidades de los pacientes afectados. Y también está por ver cómo podrían generalizarse para beneficiar a más personas.

Pero "el público en general no es consciente de lo que ya existe", insiste Vanhoestenberghe. "Está cambiando vidas", añade.

Estos dispositivos son cada vez más eficaces, asegura la científica.

"Antes necesitaban miles de horas de entrenamiento para que una persona pudiera componer varias palabras con el pensamiento", señala. "Ahora solo se necesitan unas pocas".

¿Cómo se explica este auge? Por una mezcla de avances científicos, gracias a los progresos en la comprensión del cerebro, y mejoras tecnológicas, especialmente a una miniaturización cada vez más avanzada. La propia IA ha multiplicado las capacidades de los algoritmos utilizados.

El sector privado también se ha interesado en este sector. Desde finales de los años 2000, surgieron numerosas empresas emergentes que recaudaron decenas de miles de millones de dólares, lo que ahora se traduce en logros concretos.

La más mediática sigue siendo el grupo Neuralink, del multimillonario estadounidense Elon Musk, que, desde 2024, anunció haber implantado su dispositivo en una decena de pacientes. Los expertos se muestran no obstante cautelosos sobre su lado realmente innovador.

"Actualmente, Neuralink vende humo con muchos anuncios", minimiza Hervé Chneiweiss, neurólogo y especialista en ética del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (INSERM).

Sin embargo, "el día en que consigan fabricar productos comerciales, y eso no tardará mucho, será demasiado tarde para preocuparse", advierte.

- "Violación de la privacidad" -

Estas tecnologías suscitan importantes preocupaciones éticas, sobre todo porque algunas empresas, empezando por Neuralink, no pretenden limitarlas al ámbito de la salud y ya están promocionando productos que prometen mejorar las capacidades cognitivas de cualquier persona.

En este contexto, la Unesco, la agencia cultural de la ONU, acaba de aprobar unas recomendaciones destinadas a Estados Unidos en materia de regulación.

Estas recomendaciones entran en vigor este miércoles, aunque no tienen carácter vinculante.

Los autores, entre los que figura Chneiweiss, adoptaron una definición muy amplia de las neurotecnologías. Incluyen dispositivos que ya se comercializan, como relojes y cascos conectados, que no actúan directamente sobre nuestro cerebro, pero miden indicadores que dan una idea del estado mental del usuario.

"Actualmente el principal riesgo es la violación de la privacidad: nuestra intimidad mental está amenazada", alerta Chneiweiss. Y pone como ejemplo el riesgo de que los datos "caigan en manos de su jefe, que considerará que su tiempo de atención no es adecuado para la empresa".

Algunos países y regiones ya abordaron el tema. En Estados Unidos, California, centro mundial de investigación en neurotecnología, aprobó a finales de 2024 una ley para proteger los datos cerebrales de las personas, estableciendo el mismo marco que para los datos de geolocalización.

(F.Dlamini--TPT)